De acuerdo con la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU), realizada por el INEGI en junio de este año, 74.9% de la población de 18 años y más consideró que vivir en su ciudad es inseguro, por lo que se ubica como el dato más alto registrado.
Apenas en marzo pasado, esta proporción fue de 69.9%, y hace un año de 70%.
Los resultados del decimosexto levantamiento de la ENSU revelan que las ciudades en donde el mayor número de personas consideran que viven en un ambiente de inseguridad fueron: Villahermosa con 96.6%, Ecatepec de Morelos 94.6%, Chilpancingo de los Bravo 94.1%, Reynosa 89.6%, Coatzacoalcos y Fresnillo con 89.5 y 88.1%, respectivamente.
Mientras, las ciudades cuya percepción de inseguridad es menor fueron: Puerto Vallarta con 29.5%, Mérida 30.7%, Piedras Negras 35.3%, Saltillo 35.7%, Durango 37.8% y Tepic 48.6%.
A nivel nacional, la percepción de inseguridad siguió siendo mayor en el caso de las mujeres con 80.2%, mientras que los hombres se ubicaron en 68.9%.
Los cajeros automáticos ubicados en la vía pública se mantienen como el lugar que se percibe mayormente inseguro, con 81.3%, seguidos del transporte público con 73.7%, los bancos con 68.1% y las calles que habitualmente se usan con 66.1%, según esta encuesta trimestral.
Destaca el aumento en la percepción de inseguridad en las carreteras en esta última encuesta, comparada con la de marzo, al ubicarse en 58% contra 54.6%, respectivamente.
Crecen expectativas
En junio de 2017, 36.7% de la población mencionó que la situación empeorará en los próximos 12 meses, lo que representa un aumento en el indicador de 5.1 puntos porcentuales respecto a junio de 2016.
En tanto que 36.4% de la población encuestada consideró que en los próximos 12 meses la situación de la delincuencia en su ciudad seguirá igual de mal, lo que representa un aumento de 2.5 puntos porcentuales respecto al mismo trimestre de 2016.
La población en México ha tenido que modificar sus hábitos para enfrentar el clima de inseguridad. Según la ENSU, 61.8% de la población manifestó que durante el segundo trimestre de 2017 cambiar su costumbre de “llevar cosas de valor como joyas, dinero o tarjetas de crédito” por temor a sufrir algún delito; mientras que 55.5% reconoció haber cambiado hábitos respecto a “permitir que sus hijos menores salgan de su vivienda”; 50.3% cambió rutinas en cuanto a “caminar por los alrededores de su vivienda, pasadas las ocho de la noche” y 34.3% cambió rutinas relacionadas con “visitar parientes o amigos”.