El Congreso estadounidense cierra el paso a Donald Trump para que no impida el endurecimiento de las sanciones contra Rusia por su intromisión en las elecciones presidenciales en ese país.
La Cámara de Representantes de Estados Unidos aprobó un proyecto de ley para aumentar las sanciones impuestas desde diciembre pasado a Rusia.
Esta iniciativa contó con la aprobación de la mayoría de dos tercios de los republicanos y demócratas, por lo que una eventual intención de Trump por vetarla sería invalidada por el Congreso.
Como era de esperarse, Rusia reaccionó a la decisión de los congresistas estadounidenses y advirtió que este tipo de acciones no quedará sin respuesta.
De acuerdo con versiones de medios internacionales, el jefe del Comité de Asuntos Exteriores del Consejo de la Federación de Rusia, Konstantin Kosachov, advirtió que la respuesta rusa será "dolorosa" para los norteamericanos.
"Preparemos una reacción y no será simétrica sino dolorosa para los norteamericanos”, señaló.
En su etapa final, el gobierno de Barack Obama confiscó las propiedades de la embajada rusa en Washington y expulsó a un grupo de diplomáticos de ese país.
Alemania rechaza acciones contra Europa
Debido a que en este proyecto de ley se contempla aumentar las restricciones a terceros países para hacer negocios con empresas rusas, en particular en el sector energético, naciones europeas también han manifestado su preocupación por la posibilidad de eventuales sanciones por apoyar proyectos de gasoductos con los rusos.
El gobierno alemán dijo que Estados Unidos no debe usar las nuevas sanciones a Rusia como un “instrumento de su política industrial” y que el objetivo de las medidas que tome contra Moscú “no debe ser la economía europea”.
El presidente del Comité de Asuntos Exteriores de la Duma o Cámara Baja del Parlamento ruso, Leonid Slutski, consideró que las nuevas sanciones a Rusia "reducen al mínimo el campo de maniobras diplomáticas" para normalizar el diálogo.