Donald Trump busca nuevas formas para extorsionar a las empresas estadounidenses para que decidan disminuir sus inversiones en otros países, pues pretende poner un impuesto de 10% a las ganancias que superan dos mil 600 millones de dólares de las compañías de ese país en el extranjero.
Una fuente de la Casa Blanca dijo a Reuters que la recaudación del llamado "impuesto de repatriación" representarían una fuente puntual de ingresos muy necesarios, situación que podría contrarrestar los recortes al cobro del ISR o podrían dedicarse a iniciativas populares bipartidistas, como el gasto en infraestructura.
El plan propone reducir la tasa impositiva máxima a la renta de las empresas de transferencia, categoría que incluye los comercios familiares, los fondos de cobertura y el imperio empresarial de Trump al 15%, desde casi 40%.
Se espera que el plan también incluya una tasa impositiva de 15% para las corporaciones, pero no incluirá la propuesta de impuestos de ajuste en frontera (BAT) que el presidente de la Cámara, Paul Ryan, ha defendido.
"La Cámara no ha renunciado a ese tema, pero sí se reconoce que necesita trabajo", dijo el senador Orrin Hatch, republicano de Utah que preside el Comité de Finanzas del Senado, quien asistió a la reunión con Cohn y Mnuchin.