El presidente de China, Xi Jinping, señaló que su país se apegará a su agenda política pese a la presión de Estados Unidos y otros países para permitir una mayor competencia en su sistema económico.
Ante funcionarios de su partido, líderes militares y empresarios Xi señaló en un discurso que "nadie está en posición de dictar a los chinos lo que debe y no debe hacerse".
Al celebrar el aniversario número 40 de la campaña Reforma y Apertura que desató el auge económico del país, el presidente del país asiático presentó un informe sobre la historia de su país y su crecimiento desde 1978.
En su discurso señaló que China había entrado en una nueva era y que ya se prepara en jugar un papel más importante en los asuntos mundiales. Asimismo reieteró la necesidad de que el Partido Comunista ejerza el liderazgo y el control sobre todos los aspectos del desarrollo del país.
"Lo que se debe reformar y cómo se debe reformar tiene que basarse en el objetivo general de mejorar y desarrollar el sistema socialista con características chinas", indicó Xi. "Reformaremos resueltamente lo que debe o puede cambiar, pero nunca reformaremos lo que no se puede cambiar".
El discurso fue desafiante contra Estados Unidos en la guerra comercial que ha alimentado las preocupaciones en los mercados internacionales; sin embargo dio poca información sobre cómo su gobierno podría mitigar las demandas estadounidenses en las conversaciones comerciales en curso, incluidas las solicitudes para revertir el apoyo a las empresas estatales y las industrias tecnológicas clave.
"No existe un libro de reglas de oro para la reforma y el desarrollo en China, un país con más de 5 mil años de civilización y más de mil 300 millones de personas", declaró Xi.