No son miles, sino más de dos millones de personas las que salieron a las calles de Hong Kong para protestar en contra de la jefa del gobierno local, Carrie Lam que ha permitido la influencia de China en decisiones políticas, como es el caso de una nueva Ley de Extradición.
La misma permitiría que trabajadores de ONG´s o periodistas fueran entregados al sistema judicial chino, que no ofrece garantías.
Las protestas que exigen su dimisión solicitan a los hongkoneses que se unan e hicieron un llamado para suspender clases y la asistencia a los centros de trabajo.
Este día luego de congregarse en la asamblea legislativa de ese país, la manifestación decidió marchar hacia la sede del gobierno para intentar que Lam los recibiera y escuchara sus peticiones.
Se señaló que de no cumplirse los reclamos, los inconformes se insistirán en que la jefa del ejecutivo presente su renuncia al cargo.
El proyecto de extradición tiene la oposición de diversos sectores de la sociedad, ya que se considera que Hong Kong perdería su independencia judicial.
De acuerdo con los organizadores de la protesta ésta se trata de una de las pruebas más importantes a la situación especial del territorio desde que Pekín asumió el control en 1997.