Ayer EU tuvo en sus manos el poder de elegir un país inclusivo, abierto y sin prejuicios. Una nación en la que todos unidos hicieran frente a los retos económicos actuales y una sociedad sólida y moderna en la que tanto hombres como mujeres sin importar su origen étnico pudieran hacer realmente “grande a América”.
Sin embargo la ignorancia, el miedo y los estereotipos movió a la ciudadanía en dirección inversa.
Desde un punto de vista de genero el retroceso es relevante, no sólo por la misoginia con la que se expresa el presidente electo de la principal economía del mundo, sino también porque desafortunadamente no se logró romper el techo de cristal en ese país.
Actualmente economías como la de Nepal, Taiwán, Estonia, Chile y Alemania tienen una mujer como presidente. Desafortunadamente en el planeta las féminas aún no son representativas en cargos de poder.
En la historia menos de 90 mujeres han alcanzado la presidencia de alguna nación. Muy pocas sobre todo si consideramos que en el planeta hay 3 mil 520 millones de mujeres, esto es el 49.6% de la población.
De igual forma en el sector privado este grupo se mantiene al margen, sólo 4.8% de los directores generales de las empresas de Fortune 500 son mujeres.
En EU más allá del discurso a favor de las mujeres y de su autoproclamada igualdad la realidad es que un 25% de las damas siguen fuera del mercado laboral, dada la falta de políticas empresariales hacia la familia.
Por su parte las que si logran entrar al mercado laboral reciben en promedio 77 centavos contra cada dólar que a su vez perciben sus compañeros masculinos al desempeñar las mismas funciones. Así que techo de cristal blindado en EU…