La huelga organizada por los franceses en París en contra de la planeada reforma por el presidente Mauricio Macro ha paralizado el 90% de los trenes de alta velocidad que debían circular este jueves, 10 de las 16 líneas del metro de la llamada ciudad de la luz, además de que se cancelaron cientos de vuelos y la mayoría de las escuelas y colegios no abrieron sus puertas.
Las autoridades de París bloquearon con barreras el Palacio Presidencial y movilizaron a 6 mil policías mientras activistas, muchos de ellos con chalecos amarillos representando al movimiento surgido hace un año para reclamar justicia económica, se congregaron para una multitudinaria manifestación en la capital francesa.
El gobierno de Macron que regresa de una desatinada reunión de la OTAN, espera que la huelga se extienda por varios días; no obstante, fuentes cercanas aseguran que el presidente se ha mantenido “tranquilo y decidido” a seguir adelante con su plan.
El Museo del Louvre y otros sitios y monumentos advirtieron de molestias por las protestas, y los hoteles de la ciudad intentaban llenar sus habitaciones. La huelga llevó a muchos visitantes, entre ellos el secretario de Energía de Estados Unidos, a cancelar sus planes para viajar a una de las ciudades más turísticas del mundo.
Varios turistas despistados se encontraron con históricas estaciones de tren vacías por la cancelación de alrededor de 9 de cada 10 trayectos de alta velocidad. En el aeropuerto de París Orly, los carteles mostraban avisos de cancelación y la autoridad de aviación civil reportó que el 20% de los vuelos se quedaron en tierra. Algunos viajeros mostraron su apoyo a los trabajadores en huelga, pero otros se quejaron por verse inmersos en una lucha que les era ajena.
Anticipándose a posibles incidentes violentos y daños en la ruta de la manifestación que recorrerá París, la policía ordenó el cierre de tiendas, cafeterías y restaurantes del trayecto. Las autoridades prohibieron además las protestas en la avenida de los Campos Elíseos, en las inmediaciones del palacio del Elíseo, del parlamento y de la catedral de Notre Dame.
La policía llevó a cabo controles de seguridad en más de 3 mil personas que llegaron al centro de la ciudad para la protesta y detuvo a 18 antes del inicio de la marcha. Las embajadas advirtieron a sus ciudadanos que eviten la zona de la protesta.
En otras partes del país, miles de activistas sindicales, ataviados con chalecos rojos, se manifestaron en ciudades desde Marsella, en la costa mediterránea, a Lille, en el norte.
La gran pregunta es cuánto durará la huelga. La ministra de Transporte, Elisabeth Borne, señaló que espera que los problemas en el transporte sean igual de graves el viernes.
Los sindicatos dicen que su paro es indefinido y esperan mantener el impulso del movimiento al menos una semana para forzar al gobierno a hacer concesiones.
Los trabajadores del sector público temen que la reforma de Macron les obligue a trabajar por más años y reduzca sus pensiones. Y consideran que esta lucha es crucial para salvar la seguridad social francesa que incluye cinco semanas de vaciones, el sistema de salud estatal.
Para Macron, la reforma de la ley de jubilación es clave en su plan para transformar el país y hacerlo competitivo a nivel mundial en el siglo XXI.
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Ago. 18, 2020, 4:36 p.m.