El tipo de cambio cerró marzo en 19 pesos por dólar en ventanilla, mientras que en el mercado interbancario el billete verde concluyó en 18.72, lo que representó el mejor trimestre en los últimos 40 años y la mejor desde que se abrió el tipo de cambio a la fluctuación del mercado, en 1994.
El avance de la moneda mexicana ocurrió a partir de una apreciación de 9.66% o dos pesos, y le permitió colocarse como la divisa más apreciada en el mundo, señaló Gabriela Siller, analista de Banco Base.
La debacle del peso comenzó el 8 de noviembre por la noche, mientras se confirmó la victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales de Estados Unidos, lo que parecía el inicio de una pesadilla para la economía mexicana.
La situación del tipo de cambio se agravó conforme se acercaba la inauguración de la presidencia, pero a partir del 20 de enero, la moneda mexicana se vistió de acero y dio la vuelta a los primeros dos meses de Trump al frente de la Casa Blanca.
De acuerdo con un análisis del Financial Times, esto fue provocado ante las dudas de los inversionistas sobre la capacidad del presidente estadounidense para cumplir con sus políticas, mismas que se intensificaron hace un par de semanas, cuando no pudo alcanzar el apoyo del Congreso para pasar su proyecto de ley de salud.
Otro factor de peso fue Agustín Carstens, quien anunció que se quedará en el Banco de México hasta diciembre, cuando estaba planeada su salida al Banco Internacional de Pagos en junio de este año.
Además, la Comisión de Cambios y el Banxico lanzaron un programa de cobertura cambiaria por un monto máximo de 20 mil millones de dólares, lo que consolidó la estabilidad del tipo de cambio en 19 pesos por dólar al mayoreo.
El peso es una de las monedas más negociadas del mundo y la perspectiva de un mejor ambiente para la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) cierra el círculo virtuoso que impulsó a la divisa mexicana a retomar niveles que no se esperaban ver en 2017.
Sin embargo, todavía puede haber periodos de volatilidad, especialmente cuando se acerquen las juntas de política monetaria de la Reserva Federal, o bien, cuando inicien las mesas de diálogo para actualizar el TLCAN.