México no debe aceptar la propuesta del gobierno de Estados Unidos de establecer un mecanismo para evitar la manipulación del tipo de cambio, pues el costo es caro: atenta contra la autonomía de la política cambiaria mexicana y le daría un gran poder de intervención al vecino país del norte, advierten analistas.
Esta cláusula cambiaria forma parte de los objetivos presentados por la Representación Comercial de Estados Unidos el lunes pasado para renegociar los términos del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).
El planteamiento señala que dicho mecanismo tiene la intención de asegurar que los tres países eviten la manipulación del tipo de cambio para prevenir el ajuste de pagos o ganar una ventaja competitiva injusta.
Sin embargo, Pablo Álvarez Icaza, académico del Instituto Politécnico Nacional (IPN), señala que la forma en que Estados Unidos está planteando dicha cláusula obedece a una lógica mercantilista, pues ese país considera que otros países, y principalmente China, manipulan sus monedas para abaratar sus exportaciones.
“Pero esa lógica es insuficiente para entender cómo se mueven los mercados cambiarios en el mundo y esa cláusula le da un poder de intervención muy fuerte al gobierno de EU porque podría ser utilizada como pretexto para acusar a México de medidas artificiales de promoción de exportaciones y ese es el problema”, advierte.
Alfredo Coutiño, director para América Latina en Moody´s Analytics, considera que esta medida no sólo es irracional porque implica una manipulación de la moneda, sino que significa ceder independencia monetaria.
Coutiño indicó que al parecer la solicitud de Estados Unidos busca evitar que las exportaciones mexicanas ganen competitividad cambiaria en un escenario de debilitamiento del peso, pero para México significa ceder independencia monetaria. Es decir, se dejaría que la política monetaria dependa de las decisiones de intervención de la Reserva Federal de EU, subraya.
México tiene un sistema de tipo de cambio libre, aunque con intervenciones, pues en ninguna parte del mundo hay un tipo de cambio totalmente libre, y el conflicto que podría generarse es que los objetivos de política monetaria y cambiaria de nuestro país pudieran no estar armonizados con las metas comerciales de Estados Unidos, agrega Álvarez Icaza.
Es decir, en algún momento al Banco de México podría estar interesando más en que se aprecie el tipo de cambio para mejorar su objetivo inflacionario, o bien en otras situaciones el banco central podría promover una depreciación para evitar un problema en la cuenta corriente, explica.
De ahí que resulta preocupante la aplicación de un mecanismo como el que propone Estados Unidos porque podría haber situaciones en las que México pudiese tener un tipo de cambio demasiado apreciado y eso esté perjudicando a las exportaciones o facilitando las importaciones, en beneficio de Estados Unidos, subraya Álvarez Icaza.
Ante este planteamiento, Citibanamex considera que es probable que los representantes mexicanos argumenten que, dado el esquema de libre flotación de México, la única forma de lograr el propósito señalado es por la vía de generar un mecanismo de apoyo financiero patrocinado por Estados Unidos, pues de esta forma el gobierno de aquel país vería esa opción como no factible políticamente.