En diciembre de 2012, Pemex produjo 418 mil 130 barriles diarios de gasolina, cifra 22% mayor a la que elaboró en diciembre del año pasado, cuando alcanzó 325.267 mil.
La caída en este sector se agudizó en el combustible con más de 92 octanos, es decir, la Premium, pues hace cuatro años la empresa elaboró 19 mil 735 barriles, contra apenas siete mil 676 en el último mes de 2016.
La debacle en las refinerías ocurre en un contexto de liberalización del mercado de la venta de combustibles que estuvo en manos de la petrolera por más de 70 años y que resulta insuficiente para abastecer la demanda de combustibles en México.
Además, todavía no hay una fecha exacta ni una oferta en firme para que la empresa desarrolle en conjunto con la iniciativa privada una nueva refinería, a pesar de las insinuaciones del secretario de Energía, Pedro Joaquín Coldwell, quien aseguró que ya hay algunas empresas interesadas en entrar a este mercado en alianza con Pemex.
En México no se construye una nueva planta procesadora hace 17 años, cuando se amplió la refinería de Cadereyta y el sector arrastra un fracaso en la edificación de la nueva planta de Tula, proyecto que arrancó en 2008, aunque sólo se compró y se puso una barda alrededor del terreno, con un costo de 600 millones de dólares.
Durante el mandato de Felipe Calderón se planeó la construcción de una nueva planta en Tula, Hidalgo, adicional a la que existe en esa zona. En ese momento Pemex importaba 330 mil barriles diarios de gasolina, y la nueva refinería que estaría lista en 2015, iba a aportar 250 mil barriles diarios y que iba a costar 12 mil millones de dólares; sin embargo, el proyecto se canceló definitivamente en 2014.