Después de que el gobierno federal decidió implementar apoyos fiscales especiales para reducir el impacto en la liberalización de los precios de la gasolina, el país dejaría de recaudar 30% del Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) derivado de este combustible.
De acuerdo con James Salazar, analista económico de CI Banco, esto complica aún más la situación de las finanzas públicas que están apretadas, pues las calificadoras internacionales ponen atención en el cumplimiento de la meta del déficit para decidir si mantienen o reducen la calidad crediticia del país en los próximos meses.
“La situación no está fácil y la recaudación por parte del IEPS, especialmente en los últimos dos años se volvió un elemento importante como fuente de ingresos, pues el año pasado recaudó por este concepto más de 277 mil millones de pesos”, detalló.
El especialista comentó que es difícil estimar cuántas veces será necesario modificar el estímulo fiscal a los combustibles, pues el valor de venta al público depende de factores externos como el precio del petróleo o el tipo de cambio que seguirán volátiles en lo que resta del año.
A esto se suma que durante el verano la demanda por el combustible en el mercado estadounidense se incrementa, lo que repercute en un alza en los precios internacionales de la gasolina, momento en el que el estímulo fiscal tendrá que ser más alto que el actual.
La Secretaría de Hacienda y Crédito Público impuso un mecanismo para evitar que el precio del combustible varíe más de tres centavos en un día, para lo cual de forma semanal actualiza el estímulo fiscal que aplica en la gasolina y el diésel, lo que repercute en la capacidad de recaudación de la dependencia.
Actualmente, el IEPS, que se aplica también a alimentos con alta densidad calórica, tabaco, bebidas alcohólicas, entre otros productos es el tercer impuesto con mayor aportación a las finanzas públicas.
Sin embargo, la gasolina representa 68% del total de la recaudación por el IEPS y a los estímulos fiscales se suma una disminución en la compra del insumo en enero a su nivel más bajo desde el mismo mes de 2007, debido al encarecimiento del combustible que se ubicó entre 14% y 20% en comparación con diciembre del año anterior.