La tendencia depresiva en la sociedad mundial subió 18% entre 2005 y 2015 y se estima que en el país uno de cada tres mexicanos tendrá algún desorden psiquiátrico durante su vida; sin embargo, esto no parece ser motivo suficiente para que la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) mantenga el gasto para la salud mental.
De acuerdo con Judith Méndez Méndez, investigadora de Salud y Finanzas Públicas del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria el presupuesto aprobado para el área se redujo 4% el año pasado, a lo que se suma un tijeretazo de 5% en 2017.
La experta comentó que los costos de no contar con una población que tenga salud mental llegan a la productividad laboral, pues los problemas de este tipo están relacionados con los niveles de desempleo y una caída en la generación de dinero por cada hora trabajada.
Las pérdidas por concepto de presentismo –empleados que asisten a su centro de trabajo, pero tienen muy baja productividad- son mayores que las pérdidas por ausencia.
Del 7% de pérdida en el valor agregado por causas de salud, 6% corresponde al presentismo y solo 1% al ausentismo, precisó Judith Méndez.
En el país existen dos programas principales de salud mental y son la Prevención y Atención a las Adicciones y la Atención a la Salud, pero la tendencia en el presupuesto asignado es bipolar.
En 2013, 55% del gasto en salud mental se destinó a la Prevención y Atención a las Adicciones, mientras que este año bajó a 49%, mientras que en Atención a la salud pasó de 39% a 44% en el mismo periodo.