Al cierre del tercer trimestre del año, las emisoras de acciones Rotoplas, ICA y Casa Saba tuvieron un cumplimiento regular, es decir, una calificación menor a 80%, sobre la calidad y cantidad de información enviada al público inversionista en relación a sus resultados y operaciones.
Estas tres empresas fueron las únicas emisoras de acciones que recibieron una calificación en amarillo por parte de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), mientras que una emisora de deuda de largo plazo también recibió una calificación menor a ocho.
En el caso de Rotoplas (AGUA), la afectación provino de la falta de información financiera después de la reestructura de capital, pues no presentó los datos financieros hipotéticos después del reacomodo de la sociedad.
El valor de las acciones de la empresa especializada en infraestructura hidráulica está en su peor nivel desde finales de septiembre del año anterior, debido a que en el periodo julio-septiembre su utilidad neta cayó casi 39% derivado de la baja actividad económica en México y Brasil, sus principales mercados.
Ingenieros Civiles Asociados (ICA) también tuvo una calificación menor a 80%, pues la información sobre la emisora estuvo incompleta, al excluir análisis y comentarios sobre la situación financiera.
La empresa fundada por Bernardo Quintana no ha podido superar la crisis de deuda que se agudizó en 2014 y tiene las acciones en su peor momento de la historia, oscilando entre dos y tres pesos por cada título.
Sin embargo, ICA, a través de su subsidiaria ICA Fluor ya tiene un contrato asegurado con Pemex para construir una planta de desulfuramiento para que la refinería de Madero, Tamaulipas, produzca diesel limpio, proyecto que requerirá una inversión de mil millones de dólares.
Además, en conjunto con CICSA, de Carlos Slim, el pasado 7 de diciembre, la constructora más grande de México entró a la licitación del edificio terminal del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, cuyo fallo se dará a conocer el próximo 6 de enero.
La tercera firma, Casa Saba (SAB), especializada en equipo médico, dejó de cotizar en mayo de 2013, derivado del desplome de sus ventas, que al tercer trimestre de este año se quedaron en cero, después de que la empresa tenía una cuota de mercado de 35% en la proveeduría farmacéutica.
De acuerdo con la CNBV, los Estados Financieros del consorcio encabezado por Manuel Saba Ades no incluyen notas y las constancias trimestrales no fueron firmadas por los directivos correspondientes.
La firma adeuda dos mil 444 millones de pesos a sus proveedores, mientras que sus cuentas por cobrar ascienden a 210 millones, lo que pone a la empresa al borde de la extinción.