Tras de que la Cámara de Representantes de Estados Unidos aprobara ayer la reforma fiscal más grande en décadas, que incluye recortes fiscales significativos y permanentes para las empresas, y recortes temporales para las personas, la mismta tuvo que ser regresada al Senado por un problema de procedimiento sobre disposiciones que no cumplen con las reglas presupuestarias.
De ahí se llevará al presidente Donald Trump, quien lograría su primer triunfo legislativo en lo que va de su gestión.
Se espera que ahora sea la Cámara Alta la que apruebe el proyecto de ley de impuestos de 1.5 billones de dólares en el transcurso de este día, para que así el mandatario estadounidense pueda firmar el decreto en Navidad.
La aprobación del proyecto de ley se produjo después de las objeciones previas de los legisladores demócratas tanto en la Cámara de Representantes como en el Senado, y en medio de críticas a los republicanos de otorgar un obsequio a corporaciones y aumentar la deuda federal.
Hay que destacar que durante el proceso de votación, incluso doce republicanos de la Cámara decidieron no apoyar la ley, incluidos legisladores de estados con altos impuestos como Nueva York, Nueva Jersey y California.
De acuerdo con el proyecto de ley aprobado por la Cámara Baja, la tasa del impuesto corporativo se reduciría a un 21%, desde el actual 35%, una medida que los republicanos aseguran que aumentará el crecimiento económico.
Entre las personas físicas también verían los recortes de impuestos, incluido el de una tasa máxima del 37%, por debajo del 39.6% vigente.