A Trump se le avecina una nueva tormenta, pues despedir a James Comey, exdirector del Buró Federal de Investigaciones (FBI) de Estados Unidos no impedirá que la investigación siga adelante ni que el otrora funcionario no declare ante el Senado en el caso Moscú-Trump.
A pesar de que el mandatario estadounidense tiene el poder para emitir un privilegio ejecutivo y evitar que Comey testifique, decidió no hacerlo.
“El poder del presidente para firmar el privilegio ejecutivo está bien establecido. Sin embargo, para facilitar un examen rápido y completo de los hechos buscados por el Comité de Inteligencia del Senado, el presidente Trump no afirmará privilegio ejecutivo con respecto al testimonio programado de James Comey”, detalló la Casa Blanca en un comunicado.
Comey testificará este jueves sobre los avances de su investigación sobre los supuestos vínculos del actual residente de la Casa Blanca y su relación con Moscú durante su campaña electoral ante el Comité de Inteligencia del Senado.
Este caso toma relevancia, pues el FBI es el único organismo que puede activar una investigación contra el presidente de los Estados Unidos, lo que puede desembocar en un juicio político de destitución, conocido como impeachment, el cual se realiza de forma muy similar a un juicio común, pero donde la última decisión la tiene el poder legislativo.
Sin embargo, Trump despidió a Comey a unos meses de iniciada la administración, pero negó que fuera por la investigación sobre sus supuestos vínculos con algunos miembros del Kremlin.
Dentro de la declaración, se espera precisamente que Comey proporcione más detalles sobre las circunstancias de su destitución e informe sobre la supuesta obstrucción de la justicia de Donald Trump sobre la carpeta de investigación que abrió el FBI en su contra.