En el primer mes año el sector restaurantero registró una caída de entre el 10% y el 12%, debido al incremento de los precios de las gasolinas y diésel; la debilidad de la economía; el efecto Trump y el desplome de la confianza el consumidor, que en enero se ubicó en 68.49 puntos, su nivel más bajo desde que inició la medición, en abril de 2004.
Hugo Vela, presidente de la Cámara Nacional de la Industria de Restaurantes y Alimentos Condimentados (Canirac) dijo que cuando las personas tienen menos pesos en la bolsa, los primeros gastos que recortan son los de los restaurantes y entretenimiento.
En este contexto comentó que la preocupación principal es el comportamiento del sector en 2017, pues dadas las débiles condiciones económicas las previsiones de crecimiento son bajas.
Comentó que en el primer semestre de 2016 la expectativa de expansión era de 2.2% para el cierre del año y al final el crecimiento fue de 1.7%.
Así que para 2017 habrá que redoblar esfuerzos de la mano con autoridades para fortalecer el mercado interno y una de las medidas para incentivar al sector sería la reducción del impuesto sobre la renta para las personas físicas, aseguró el empresario.
Confió en que los meses subsecuentes al arranque del año sean diferentes y que no se vean afectados por las manifestaciones de protesta por el incremento a los precios de las gasolinas y diésel que obligaron a cerrar negocios.
Destacó que a la industria restaurantera también le impacta la informalidad, que representa la mitad del tamaño del mercado formal, que genera un millón de empleos directos.
Al referirse al tipo de cambio, señaló existen franquicias que importan hasta el 80% de sus insumos y por ende el impacto es mayor, que para los restaurantes que toda su proveeduría es nacional.