Canadá y Gran Bretaña han amenazado con boicotear a la fabricante de aviones Boeing, luego de que el gobierno de Donald Trump se unió a la lucha de la firma con sede en Chicago, Illinois en su guerra con Bombardier y propuso fijar un arancel antidumping del 219% al avión de corta distancia Serie C de la canadiense por el supuesto subsidio que recibe tanto del gobierno del país de la hoja de maple como del Reino Unido.
Aunque la decisión preliminar del Departamento de Comercio de EU podría convertirse en realidad en enero próximo, la misma ha aumentado las tensiones con Canadá y GB quienes niegan cualquier irregularidad y amenazan con boicotear a Boeing como resultado de la disputa.
Debido a que Bombardier con sede en Montreal ha apostado el futuro de su compañía al nuevo avión, la determinación de Washington podría poner en riesgo algunos de los 28 mil empleos aeroespaciales de Bombardier, incluidos los de sus operaciones en Belfast, dado que las instalaciones de Irlanda del Norte hacen alas para varios de los aviones de la compañía, incluyendo la Serie C y emplea a 4.500 personas.
Con su nueva aeronave Bombardier representa una amenaza directa al duopolio de Airbus y Boeing en la fabricación de aviones de pasajeros de corta distancia.
Michael Fallon, secretario de Defensa del Reino Unido ya advirtió a Boeing que su postura podría impedir le ganar en el futuro lucrativos contratos en el sector militar.
"Tenemos contratos con Boeing para nuevos aviones de patrulla marítima y para helicópteros de ataque Apache, y también tiene planeado participar por otros trabajos de defensa y este tipo de comportamiento claramente podría poner en peligro nuestra futura relación con Boeing", afirmó Fallon.
Theresa May, primer ministro del Reino Unido, ordenó a los ministros y al embajador de Gran Bretaña en EU montar cabildar en los próximos 5 meses para persuadir a Boeing de cejar en su empeño.
Chrystia Freeland, ministro de Relaciones Exteriores de Canadá, dijo que los propósitos de los aranceles estadounidenses estaban "claramente orientados a eliminar los aviones de la Serie C de Bombardier del mercado estadounidense".
Añadió que Ottawa plantearía la cuestión "al más alto nivel" con Estados Unidos, y se comprometió a "defender a las empresas canadienses y a los trabajadores canadienses contra el proteccionismo injusto y costoso".