México llega hoy al arranque de la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) con claro oscuros en el balance de los resultados obtenidos en la primera etapa de este acuerdo comercial, por lo que tiene el reto de lograr una nueva versión que le permita fortalecer los logros y superar los temas aún pendientes.
Para el economista Jonathan Heath, a diferencia de hace más de 20 años cuando se firmó el TLCAN, México ahora tiene el músculo que le da la actividad exportadora y con cadenas de producción profundas en sectores claves como el automotriz y el aeroespacial.
“El TLCAN ha sido sumamente exitoso en impulsar las exportaciones, México es dos veces más abierto que Estados Unidos y más de 4 veces que Brasil, además de que representa más del 70% de las exportaciones de América Latina en su conjunto”, sostuvo.
Una de las críticas más fuertes cuando se firmó este tratado fue que el sector industrial estaba muy desarticulado en el país, pero ahora México cuenta con cadenas de producción al interior y en la región de América del Norte; tal es el caso de la fabricación de autopartes, señaló.
De hecho, dijo el especialista, el sector automotriz jugará un papel primordial para marcar la dirección que tomarán las renegociaciones.
Por otra parte, aunque se esperaba que México pudiera tener un mejor crecimiento económico al integrarse al TLCAN, en los hechos, no se puede pensar que toda la tarea habría que dejársela a la actividad exportadora y que no tener un mejor desempeño de la economía es atribuible a este acuerdo.
El tema es que al inicio hizo falta una política industrial más articulada y dirigida, por lo que la responsabilidad del magro crecimiento es de las malas decisiones de los gobiernos que ha tenido el país, no del TLCAN, agregó.
Heath destacó que una de las promesas no cumplidas por parte de México es estrechar el diferencial en los niveles salariales pues, al contrario, al paso del tiempo se fue abriendo la brecha, en buena parte por la política de salarios mínimos que aplicó el país, además del alto nivel de informalidad laboral y la falta de incentivos para combatirla, fenómeno que ha impedido que los salarios sean más altos.
Sin embargo, en este tema del nivel salarial que pide Estados Unidos, lo que México puede argumentar es que está dando los primeros pasos en ese camino como, por ejemplo, con el cambio en la política de salarios mínimos para que estos incrementen en términos reales.
En el tema del empleo, es un error pensar como el presidente Donald Trump, quien considera que los puestos laborales fueron tomados por México en detrimento de la generación de plazas en Estados Unidos.
La realidad es que el TLCAN se dio en el mercado de una revolución industrial sin precedentes que provocó una disminución en el empleo en el sector manufacturero en todo el mundo, debido a los avances tecnológicos, dijo.
Heath consideró que México puede aprovechar las reformas estructurales en energía y telecomunicaciones para esta renegociación, a fin de atraer mayores inversiones en ambos sectores.
Por su parte, Manuel Valencia, director de la carrera de negocios internacionales del Tecnológico de Monterrey, consideró que el resultado de la renegociación será positivo para las tres partes.
“Estoy optimista porque veo bien armado al gobierno mexicano, van bien preparados”, señaló.
Comentó que la crisis política que atraviesa actualmente el presidente Trump no le ayuda a tener una posición de choque, por lo que es posible que decida estar atento para escuchar al empresariado estadounidense que se ha beneficiado del acuerdo comercial.