En la presente administración, México perdió posiciones de competitividad mundial en todos los campos referentes a infraestructura de transporte debido a que el país centró la mayor cantidad de esfuerzos y recursos en un par de proyectos de inversión de gran envergadura como el Tren México-Toluca y el Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM).
Esto fue en detrimento de otros, principalmente carreteros, señala un análisis del Centro de Estudios de las Finanzas Públicas (CEFP).
Explica que los proyectos dejados de lado en su mayoría no son espectaculares, pero sí indispensables para el desarrollo de la actividad productiva y refiere que según organismos como el World Economic Forum (WEF), la insuficiente oferta de infraestructura de transporte es uno de los principales factores que inhiben los negocios en México, incluso por arriba de la falta de fuerza de trabajo calificada y de la inestabilidad política.
Al sector carretero, por ejemplo, se le destinaron anualmente cada vez menos recursos entre 2012 y 2017. Y es que mientras al inicio del sexenio dicho subsector concentraba 77.4% del total de los recursos de la función transporte del presupuesto, en 2017 representó menos de 50%.
El estudio señala que ha habido muy bajos avances en la red carretera total, pues si bien en 2017 superó en 15 mil 812 kilómetros a la de 2012, 94.7% se llevó a cabo en caminos rurales.