El nuevo precio de la gasolina que regirá durante la primera semana de febrero podría tener variación mínima debido a que los precios internacionales del combustible se mantuvieron prácticamente sin cambios entre el cierre de 2016 y la cotización de hoy; sin embargo, este movimiento no se debería a que el gobierno federal frene el proceso de apertura o disminuya la carga fiscal, sino a factores externos, dijo Valeria Moy, directora del Observatorio Económico México ¿Cómo vamos?
De acuerdo con datos de la Administración de Información Energética, al cierre de 2016 el galón de la gasolina en la región del Golfo en Estados Unidos se vendió en 2.08 dólares, mientras que el precio de este lunes fue de 2.089, es decir, prácticamente no hubo variación en el precio.
Además, el 2 de enero, el tipo de cambio al mayoreo se ubicó en 20.73 pesos por dólar, apenas siete centavos por debajo del cierre de este martes, por lo que el riesgo de un encarecimiento similar al de inicio de año se redujo, por lo que no habría razones para que el precio de la gasolina se encareciera más 10 ó 12 centavos respecto del promedio actual de 15.99 pesos por litro.
Sin embargo, si el gobierno federal decide frenar o “suavizar” la liberalización del precio de la gasolina se generaría un hueco fiscal enorme que pondría en riesgo la meta de reducción de déficit y obligaría a las calificadoras a reducir la calidad crediticia del país, lo que representaría un retroceso para las finanzas públicas, comentó Valeria Moy.
Esta mañana, Jaime Reusche, analista de Moody’s para México señaló que las autoridades fiscales del país van por buen camino en la consolidación del balance presupuestal, especialmente a partir de que el déficit público cerró 2016 en 2.9%, lo que representa 0.6 puntos porcentuales menos de lo aprobado en la Ley de Ingresos.
No obstante, la falta de recursos provenientes al Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) cambiaría la perspectiva sobre el avance en la materia.