El senador republicano Ron Johnson encendió hoy el debate en la Cámara Alta de Estados Unidos al declarar que no podía votar la reforma fiscal propuesta por el presidente Donald Trump que implicaría un recorte de impuestos por 1.5 billones de dólares.
Tras de él otros senadores expresaron serias dudas sobre el costo y efecto para la clase media.
En el Senado de EU ahora mismo se negocia su propia versión del proyecto de ley de impuestos, que recortaría los impuestos en más de 1.4 billones de dólares en 10 años y reescribirá el código tributario comercial, pero al igual que con el debate sobre la reforma de salud que buscaba derogar el Obamacare a principios de este año, el Senado volvió a convertirse en el fiel de la balanza en contra de Trump que busca un importante logro legislativo en su primer año en la Casa Blanca.
El senador Johnson salió en contra de los planes impositivos de ambas cámaras y aseguró que los proyectos de ley favorecían a las corporaciones sobre las pequeñas empresas y otras llamadas entidades de transferencia, cuyos propietarios pagan impuestos sobre las ganancias a través del código tributario individual.
Afirmó “estas empresas realmente son los motores de la innovación y la creación de empleo en toda nuestra economía, y no deberían quedarse atrás". También consideró que ni el proyecto de ley de la Cámara de Representantes ni el del Senado brindan un trato justo, por lo que tampoco podría apoyarlas sin modificaciones.
Por su lado los senadores Susan Collins de Maine y Bob Corker de Tennessee han expresado sus propias preocupaciones sobre la reforma y aún no se han comprometido a votarla.