Las acusaciones de ladrones y demagogos y los ataques a Donald Trump dominaron el segundo debate de los contendientes a la Presidencia de México, lo que resultó en propuestas poco profundas y claras con respecto a las soluciones de los problemas abordados como comercio exterior, inversión, seguridad fronteriza, combate al crimen transnacional y migración.
Se habló incluso de aumentar los salarios sin sustento, pero no se aclaró que esa decisión puede descarrillar la inflación e incluso la salud de las finanzas públicas lo que llevaría al país a un país a una severa crisis.
Ninguno fue claro ante la pregunta de ciudadanos de Tijuana sobre cómo responder al proteccionismo comercial de Donald Trump ni sobre sus planes para diversificar las exportaciones mexicanas.
Tampoco respondieron a detalle sobre estrategias para defender a los connacionales que residen en Estados Unidos.
El formato, propuesto con moderadores más activos y un público presuntamente libre para hacer preguntas, terminó por limitar a los participantes.
El público fue pasivo y los moderadores consumieron mayor tiempo del esperado provocando un alargue de 26 minutos sobre lo programado.
Las propuestas fueron sustituidas por gestos y desplantes.
Cuando Ricardo Anaya se acercó a Andrés Manuel López Obrador para hablar de la inversión en la Ciudad de México, el tabasqueño ocultó su cartera. "Voy a cuidar mi cartera que no se acerque mucho", le dijo.
Ambos intercambiaron insultos de "farsantes".
José Antonio Meade llamó "cínico" a Anaya por ocultar sus viajes y estancias prolongadas en Atlanta.
En el segundo acercamiento del panista, López Obrador lo repelió levantando la voz y diciendo: "mentiroso, farsante", y blandió frente a él un libro blanco parecido al libro falso que exhibió en el primer debate, con el título Las mentiras de Anaya.
"Hoy estás escribiendo un nuevo capítulo de ese libro", le dijo AMLO, mientras el panista lo acusaba de haber ahuyentado las inversiones cuando fue jefe de gobierno en la Ciudad de México.
AMLO llamó a Anaya demagogo y canallita, y aprovechó para decir que, tanto Anaya como José Antonio Meade son candidatos de la mafia en el poder.
Los candidatos del PAN y del PRI, y el independiente Jaime Rodríguez "El Bronco", dedicaron varias de sus intervenciones a criticar al presidente estadounidense.
Cuestionados por el moderador León Krauze, los candidatos se lanzaron contra el muro, el proteccionismo y los insultos de Trump.
Anaya aprovechó para recordar que fue un error histórico y una infamia que en septiembre de 2016 Enrique Peña Nieto recibiera en Los Pinos al entonces candidato republicano.
Meade trató de justificar a Peña al señalar que, a la luz de los resultados, pudo no haber sido un error recibirlo en la residencia presidencial.
López Obrador fue el más moderado frente a Trump, y hasta dijo coincidir con él cuando ha propuesto elevar los salarios en México para disminuir la migración y cuando ha señalado al gobierno mexicano por su corrupción.
Ante los recurrentes ataques de sus oponentes AMLO dijo que "es obvio y diría que comprensible", "estamos 25 puntos arriba en las encuestas y están pensando que se van a recuperar aquí, que van a remontar su desventaja. No van a lograrlo, no voy a caer en provocaciones".
Pero éstas se sucedieron, una tras otra, durante la hora y media que duró el debate.
Anaya se mofó de las propuestas de López Obrador, ridiculizó su intención de construir una vía férrea en el Istmo de Tehuantepec y expresó en varias ocasiones que López Obrador propone disparates.
Meade pidió a AMLO no meterlo en la misma bolsa de Anaya, y le cuestionó su poca transparencia, pues aún no explica de qué ha vivido en los últimos 18 años.
AMLO puso sobre la mesa un asunto espinoso para lo que llama el PRIAN: el escándalo de los mil millones de pesos que el gobierno del PRI le otorgó a una fundación de Josefina Vázquez Mota, ex candidata presidencial del PAN.
La cordialidad volvió, momentáneamente, cuando "El Bronco" conminó a López Obrador a darle un abrazo a Meade, a lo que el de Morena accedió caminando hacia el abanderado priista para saludarlo y darle sólo un medio abrazo.
Los aspirantes presidenciales presentaron escasas propuestas y se enfrascaron en una gran pelea de acusaciones. En lo que sí coincidieron es en que el país no debe amedrentarse ni permitir los insultos del presidente de Estados Unidos, Donald Trump.