El proceso político para el impeachment (juicio político) contra Donald Trump es una posibilidad que cada vez toma más fuerza en Estados Unidos, la mayoría de los republicanos –que tienen control en el Congreso- todavía no presentan una postura abierta para iniciar el proceso.
De acuerdo con un artículo publicado por el Financial Times, otra de las consecuencias de iniciar este proceso es que la estabilidad política del país quedaría en un “lugar frágil”.
Hasta la fecha, la mayoría de los republicanos no han estado dispuestos a oponerse abiertamente al presidente y a sus legiones de partidarios, que les ayudaron a conquistar no sólo a la Casa Blanca sino ambas Cámaras del Congreso.
Los analistas asumen que un movimiento para acusar a Trump es poco probable a menos que los demócratas ganen el control del Congreso en las elecciones intermedias que se realizarán el año entrante.
Sin embargo, para un creciente número de republicanos la opción de ignorar el escándalo se está volviendo insostenible.
John McCain, el senador republicano por Arizona dijo que los problemas que alrededor de Trump se acercaban al "tamaño y escala de Watergate".
Si el Congreso opta por acusar a Trump, dejaría el país en un lugar frágil, señaló el diario.
Laurence Tribe, profesor de derecho constitucional en la Facultad de Derecho de Harvard y ex consejero del presidente Barack Obama, señaló que los millones de votantes que apoyaron a Trump considerarían que este movimiento es una maniobra de los demócratas para anular el resultado de las elecciones.
Sin embargo, afirmó que el mandatario violó flagrantemente su juramento. "Es imperativo que las personas tomen en serio sus propios juramentos constitucionales", dijo.