La perspectiva económica de México para lo que resta del año es incierta, dado el incremento de la inflación, que en el quinto mes del año llegó a 6.16%, muy encima del objetivo del Banco de México (Banxico) de 3% +/- un punto porcentual; la caída constante de la confianza del consumidor y productor; así como el estancamiento del mercado laboral, destacó el Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY).
Según el estudio denominado Crecimiento Económico, Empleo e Inflación en México durante el primer trimestre de 2017, elaborado por Marcelo Delajara, director del Programa de Crecimiento Económico y Mercado Laboral del CEEY, la tendencia al alza de la inflación se ha vuelto un desafío importante para la política monetaria implementada por el Banco de México.
El alza en el Índice General de Precios al Consumidor durante los primeros tres meses de 2017 obedeció principalmente al incremento de los precios máximos de los combustibles y del transporte público en los primeros meses del año.
Delajara dijo que ante el repunte de la inflación la política monetaria implementada por el Banco de México es correcta, pues mientras la Reserva Federal de Estados Unidos (FED) subió su tasa de referencia tres veces, y en solo 0.75 puntos porcentuales, el Banco de México lo ha hecho en nueve ocasiones y en 3.75 puntos porcentuales, lo que no impidió ni la depreciación profunda del peso ni el posterior traspaso de la inflación a los precios de bienes y servicios de consumo final.
En relación al índice de Confianza de Consumidores y Productores, Marcelo Delajara resaltó una tendencia negativa durante el último año y dijo que las expectativas no son positivas.
En cuanto al Índice de Confianza del Consumidor, que mide el grado de optimismo de los consumidores respecto a la situación económica del país y de los hogares, en el primer trimestre del año registró una reducción de 16.5% respecto al mismo periodo del año anterior, lo que significó la caída más brusca en lo que va del sexenio.
Durante los primeros tres meses del año el empleo mantuvo una tendencia similar a la de 2016, pero si no suben los salarios, difícilmente habrá mayor reducción de la tasa de desocupación.